Duchamp, ¿are you ready ?

 

Consideraremos en estas notas nada definitivas, las continuidades posibles de la práctica ready-made, que en su dimensión inaugural ha venido a configurar las más diversas interpretaciones y a trazar un más allá del arte recogido de muy variados modos por los artistas de la segunda mitad del siglo XX.

 

La Fuente (1917)

Pocos artistas del pasado siglo han sido por tan largo tiempo comentados y releídos como Marcel Duchamp, pocas obras, como la suya, han sido tan acertadamente analizadas y también tan mal interpretadas, pocas obras como la de Duchamp han influenciado de modo irreversible el arte posterior al nacimiento de sus obras, tanto el arte de sus seguidores, detractores y admiradores incondicionales como, de sus negadores, Pocas obras como la que aquí nos ocupa han experimentado tan variados lenguajes de experimentación artística instalando posibilidades inéditas, tanto en el terreno de los materiales elegidos, como en el de las ideas que las han fundamentado, despelegando posibilidades que van desde la experimentación objetual y lingüística a las especulaciones con la óptica y el movimiento.

Escuchamos de Duchamp que su lección inaugural inicia el arte op, también el cinetical y el body art, que el trámite de su gesto abunda en la negación del arte haciendo de éste, sólo una convención vacía, inexistente para un mundo que ha perdido toda relación con lo trascendente. Con todo, oímos de Duchamp una muy plural red de consideraciones, las que en su multiplicidad coinciden en señalarlo como uno de los más grandes artistas del siglo XX y de toda la Historia del arte a secas.

Duchamp nace el 28 de julio de 1887, cerca de Blainville, en Francia. La primera obra conocida del artista data de 1902, realizando entre entonces y su abandono definitivo de la pintura en 1918 una serie de obras que situándose en esta práctica, evidencian momentos privilegiados de la pintura avanzada de su tiempo. Como ha señalado Werner Hoffman, Duchamp no deja la pintura por sufrir una dificultad al respecto en el sentido configurador; en verdad sus obras pictóricas son de una extremada calidad formal, conceptual y técnica. La decisión del abandono se atribuye más bien a una incomodidad del artista para con las capacidades de sus contemporáneos para asimilar su obra y el arte nuevo, situado según dirá el propio Duchamp, en el territorio de las ideas. Caractyeriza su obra pictórica más importante, realizada entre 1911 y 1918, un interés particular por el movimiento y las representaciones sucesivas, como también una tematización del desnudo, como centro de su trabajo. Entre las obras más importantes de este tiempo cabe mencionar: Nu descendent un escalier (1911), Moulin a café (1911), La mariée. Le passage de la vierge a la mariée, Nu desendant un escalier N° 2 (1912). Conocido es, que a partir de 1013, se vuelve más radical, dejando de lado prácticamente todas las formas del dibujo y la pintura convencionales, dedicándose a desarrollar un sistema personal de medida y cáculo del tiempo y el espacio realizando Trois stoppages étalon, concibiendo también este mismo año el primer ready-made asistido; Roue de bicyclette.

Al año siguiente (1914), realiza su primer ready-made puro, el Pourtebouteilles y el primer ready-made rectificado; Pharmacie. Cuando dos años más tarde ejecuta su primer ready-made, semiready-made; A bruit secret, tenemos que ha practicado todas las formas posibles de operar con las posibilidades del objeto dado, en cuanto produicto industrial o de fabricación serial, para erigirlo en un problema de enunciación artística.

No nos extenderemos demasiado sobre el tema, sabido es que el ready-made, en cualquiera de sus versiones, representa uno de los gesto más transgresores que observa el arte del siglo XX, es decir las significaciones posibles de tal acción son infinitas, no obstante, debemos indicar aquí, su carácter corrosivo y modulador de una experiencia de arte centrada específicamente en la visión y el aparato conceptual del observador de arte respecto a la concepción a la concepción clásica de las obras, que señala la univocidad del sentido, para un contemplador ideal que asumiendo la obra artística como una totalidad puede acceder a esta sin problematizar la realidad en que esta se inscribe y desde la que el contemplador asimila la experiencia estética.

De acuerdo a las interpretaciones más influyentes debemos convenir que el gesto duchampiano instala una mirada reflexiva sobre la realidad, desprendiendo de esta un multiplicidad de capas de sentido que superponiéndose o coexistiendo de modo simultáneo definen una ambigüedad radical para con la consideración de los fenómenos. De este modo asistimos a una propuesta abierta que inaugura una colección de momentos de realidad en el sentido emblemático del objeto unido a una posición de aislamiento respecto a las posibles funciones que le son otorgadas por el sentido común, el uso, la costumbre o los hábitos. De suma importancia nos parece aquella lectura que indica que con Duchamp nos enfrentamos a un realismo emblemático que viene a situar las posibilidades de la forma en un terreno experimental que asume que la realidad siempre es vivida experimentalmente, dotando a la obra artística de un espacio de proviionalidad que enuncia pasajeramente un conjunto de ideas sobre el arte y sobre su experiencia respecto a otras zonas de vivenciación humana.

Sabemos que a partir de los años diez, las obras de arte comienzan a sufrir un importante proceso de cosificación, iniciado ya en las obras y collage cubistas como establecimiento de Tableau objet, que conduce aceleradamente a una desintegración de la forma tradicional artística tal y como la había heredado Occidente desde el Renacimiento. La cosificación aludida, no sólo afecta a la concepción de la obra y su materialización en cuanto objeto en el mundo, sino también, y esto es decisivo, a los medios mismos de expresión pictórica o artística que podemos definirlo como un proceso de emancipación del contexto fenoménico al que tradicionalmente estaban ligados. Podemos admitir que en este proceso, se asite a un intenso desmenbramiento de la forma artística, la que se diluirá en lo informe o en la radicalización de la forma pura. Ilustra este asunto la conocida fase de Kandinsky que señala que el arte deberá polarizarse (el arte del futuro) en la “Gran abstracción” o el “Gran realismo”.

En las condiciones señaladas y atento a este movimiento de la forma artística propio de los años diez al quince, suponemos que Duchamp optó por renunciar a los métodos tradicionales del arte para centrar su actividad en lo informe, es decir, en el objeto, situado en el universo de lo carente de estructura desde el punto de vista de la concepción tradicional de la forma de arte. Tenemos de este modo un paso decisivo operado por Duchamp para establecer una nueva posibilidad de configuración artística recurriendo a los objetos de producción industrial, los que siendo serializados, ejemplarizan de un modo definitivo la carencia de forma artística. Ready-made es la elección de uno de estos objetos y sus presentación en un contexto extraño, indiferente a la funcionalidad del objeto, aislándolo y vaciándolo de toda posibilidad de comprensión predeterminada. Con todo, no es difícil constatar la enorme influencia de actitud semejante en la actividad de arte contemporánea y en el ejercicio de la crítica y el análisis del arte.

Múltiples son los efectos que el gesto de Duchamp ha venido a instalar en el arte de nuestro tiempo, pero su acción más perdurable se encuentra en aquel espacio de trabajo que define que no hay más arte que aquel que el artista decide como tal, suponiendo esta consecuencia una libertad ilimitada para el ejercicio de lo artístico. Consideremos esencialmente la influencia de Duchamp y específicamente del ready-made en el arte americano de vanguardia de los años de post-guerra (segunda post-guerra) o tardo modernidad donde, no sólo se hace fundamental la influencia de las obras de Duchamp, sino la presencia misma del artista, quien vivirá en Nueva York permanentemente desde 1942. Conocido s el hecho que Duchamp se convierte en el objeto de dos artículos en la revista de los artistas neoyorkinos “Instead”, también Duchamp participa en San Francisco en 1949, en la “Western Round table on Modern Art”, siendo publicadas las más importante intervenciones en “Modern artists in America”, publicado por Motherwell, Ad Reinhardt y Bernard Karpel. Observamos así, una notoria presencia de Duchamp en el momento artístico de entonces en America y un decidido interés de los artistas norteamericanos por la figura de Duchamp y su obra.

No nos extenderemos aquí en el tema de las influencias de Duchamp sobre los pintores expresionistas y sobre la gran pintura americana de los años 40 y 50, pero queremos indicar que es tan decisiva como la que posteriormente viene a ejercer sobre el llamado neodadaismo, o reacción objetualista al expresionismo abstrracto, de artistas como Robert Rauschenberg, Jaspers Johns y posteriormente Andy Warhol. En todos estos artistas ligados al movimiento Pop americano podemos observar una presencia del objeto como instancia central de definición de obra, no se trata ciertamente de un objeto cualquiera sino de aquello vinculados al mundo del consumo y de los medios de comunicación de masas propios de la realidad americana de los años 50 y 60, En Jaspers John, quien sea probablemente el artista de esa generación más cercano a Duchamp, observamos una insistencia en la objetualización sistemática de la pintura a través de la identificación tautológica del objeto representado y la representación de éste, cuestión que evidencia una actividad reflexiva respecto a los medios de representación del arte y los medios de manifestación de los objetos y las cosas en la realidad extra-artística. Obras como “Diana”, “Bandera” o “Linterna” explicitan sin mayores comentarios esta reelaboración del ready-made en un esfuerzo por situar sin más una identificación del arte y la vida.

El caso de Andy Warhol es distinto, artista surgido de la decoración y dueño de una fama intensa ya antes de dedicarse al arte, realiza una obra cuyas características por estar mucho más vinculadas al mundo del consumo de alto standar, resultan plenamente Pop. Este asunto en cuanto objetualiza la obra artística a través de los modelos del consumo de elite, reproduciendo al modo de un objet trouve la realidad dada por los medios masivos de comunicación. Podemos insinuar que la influencia de Duchamp en la obra de Warhol se resuelve en la adopción por este del modelo o la figura del ready-made rectificado. Ya vimos anteriormente que el ready-made de Duchamp alcanza cuatro definiciones (asistido, rectificado, puro y semi) estableciendo los grados de manipulación objetiva del artista sobre el objeto elegido o en último término sobre la realidad, tomada en el acso de Warhol como ready-made a través de la reproducción mecánica y el uso de la fotografías de hechos dados, en cierto modo indiferentes o enfriados por el aparato de información (serializaciones de obras de arte (reproducciones de la reproducción), de ídolos de masas, de anónimos delincuentes o de accidentes automovilísticos, o la propia imagen del artista, intervenidas mediante procedimientos mecánicos de hermoseamiento o de desrealización.).

La influencia de Duchamp es inmensa. Hacer su compendio sería una labor inútil, no obstante sabemos que en el arte americano de post-guerra se extiende desde las manifestaciones del Expresionismo abstracto al Post painterly abstraction, al Pop art de Warho, Rauschenberg o Jaspers Johns, también señalado como Neodadaismo. Se extiende tamvbién a las manifestaciones Minimalistas y Conceptuales de fes de los años 60, siendo decisiva su presencia en la configuración de la obra de los artistas de Art and Language que, difícilmente, podrían negar la sombra del ready-made duchampiano sobre una obra que precisamente tematiza o reflexiona la naturaleza y ontología del arte, en suma, la definición del arte.

José-Luis Medel

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