La Composición Musical siempre ha estado ligada de una u otra manera a estructuras y procesos formales que contribuyen a la organización del material sonoro ; sea este tratado de una manera tradicional (intervalos, movimiento de voces, instrumentos claramente definidos y especificados, códigos musicales relativos a la tonalidad) o no tradicional (sonidos generados por medios artificiales, códigos musicales relativos a sistemas algorítmicos, instrumentos o timbres definidos y especificados por el propio compositor).
Esto es algo que ha sido parte y esencia de la música desde los antiguos Griegos, quienes usaron las matemáticas para definir su sistema musical.
Si consideramos a las leyes de la matemática como los formalismos, y las aplicaciones teóricas de números como los datos, podemos ver que la aplicación de datos en un proceso para llegar a un resultado es una simplificación de lo que vendría siendo un «algoritmo» y ha estado siempre presente en la música, donde los datos serian las notas musicales y los formalismos serian las reglas de la armonía y el contrapunto , esto es, en un sistema tonal.
Este termino (Algoritmo), que proviene de la informática suele definirse como «un sistema de reglas para solucionar un problema en un numero finito de pasos».
Aplicándolo al plano musical, podemos visualizar que el «problema» seria el «crear música», y las instrucciones (es decir, el sistema de reglas) para crear esta música ya están predeterminadas; esto suele aplicarse en sistemas tradicionales y no-tradicionales , y sugiere además que la intervención humana en el proceso composicional en sí mismo puede ser minimizada una vez que el proceso es echado a andar.
Ejemplos de esto los encontramos en la literatura contrapuntística , en el uso «controlado» del azar en la composición y en el serialismo integral.
Podría decirse, inclusive, que estos ejemplos son también ejemplos de composición algorítmica sin el uso del computador.
No olvidemos que la palabra «Algoritmo» , proviene del campo de la informática, es decir, su uso, por lo general, esta asociado al manejo de distintas variables para solucionar un problema, a través de una serie de instrucciones predeterminadas en una computadora. La analogía entre este tipo de procesos informáticos y la música ocurre, paradojalmente, debido a la relación entre los procesos composicionales y los sistemas lógicos.
Los sistemas lógicos, así llamados por el uso del lenguaje binario , funcionan en base a una estructura predeterminada de datos e instrucciones para obtener resultados. En un proceso composicional también existe una estructura predeterminada de datos (notas musicales) e instrucciones (reglas del movimiento de las voces, etc..) para obtener el resultado que seria, la composición musical.
Si bien el uso del contrapunto nos da variados ejemplos al respecto (véase canon, fuga etc..), en el uso del azar hay ejemplos curiosos , como Mozart y su «Musikalisches Wurfespiel» (Música de Dados) , un juego donde se combinaban 176 compases agrupados en 16 grupos de 11 compases cada uno. Cada compás de los 16 grupos era elegido por unos dados, en este caso , las decisiones creativas están en manos del azar y los compases a usar los deciden los dados.
Tal vez el ejemplo mas claro de composición algorítmica sin el uso de una computadora lo encontramos, sin embargo, en la música serial , que nace a raíz de la técnica desarrollada por Arnold schoenberg en 1921 y que fue denominada «Música Dodecafonica» o «Música de los 12 sonidos», esta técnica fue la antesala de lo que mas tarde se denominaría «Serialismo».
Puede decirse que los serialistas desarrollaron la idea de manejar un sistema a través de una metodología rigurosa. Ésta rigurosidad se aplicaba al controlar el mayor número posible de parámetros musicales y de objetivar y abstraer el proceso composicional al máximo.
Decisiones con respecto a cualquier parámetro relacionado con las notas musicales y los ritmos, estaban sujetas a «series» (sucesiones organizadas de intervalos y alturas sin recurrencias) preconcebidas, con distintas posibilidades de lectura las cuales, en efecto, automatizaban muchos de estos parámetros al determinar el orden, en el cual, cada uno debía de ocurrir en la pieza musical.
La búsqueda de metodologías que permitan un uso ordenado y eficiente del material sonoro, ha sido algo permanente en el oficio de la composición musical. El uso de fórmulas matemáticas y las probabilidades, han dado nuevas maneras de enfrentar el proceso de la creación, uno de los mejores ejemplos al respecto es Iannis Xenakis, quien uso la estocástica y fórmulas matemáticas, como la teoría del movimiento de los gases. Además de recurrencias arquitectónicas para trabajar el material musical, y por ende, el uso de algoritmos de mayor complejidad.
Actualmente, el terreno de la informática ha dado nuevas herramientas para el compositor. En este sentido, ello ha traído como consecuencia la ampliación del campo de conocimientos del compositor musical, para un oficio que cada vez mas se nos presenta como un «Arte-Ciencia» que avanza al paso de nuestra tecnología.
Mario Mora
Lic. en Música
Compositor